¿Relación y deseo son compatibles?
- Sady Gomez
- 27 oct 2016
- 3 Min. de lectura
¿Sabes cuándo pones a tu pareja? ¿Te has preguntado en qué momento tu pareja recupera el deseo, la admiración, la pasión y el misterio? ¿Y tú, cuándo ves que otros lo admiran? ¿Cuándo te hace un regalo sorpresa? ¿Cuándo lo echas de menos?

A diferencia de lo que muchas parejas piensan, no siempre es la falta de cercanía la que anula el deseo, el exceso de cercanía también corrompe el deseo. De acuerdo con la idea de la psicoterapeuta de pareja y conferenciante, Esther Perel, “mientras que el amor busca la proximidad, el deseo necesita espacio para crecer”. El amor busca que estemos juntos, pero el deseo justo lo contrario.
Despertar el síndrome de abstinencia con unas dosis de lejanía para que reaparezca el deseo es un buen truco. ¿Sin abstinencia dónde queda el estímulo, la admiración y la sorpresa? Las relaciones necesitan oxígeno. Para que el deseo de estar con nuestra pareja crezca necesitamos diferenciarnos.
¿Les suena la frase de “somos como compañeros de piso”? ¿Cuántas veces te has sorprendido escuchando a tu pareja hablar con un amigo o amiga sobre temas de los que tú no tenías ni idea? Somos más responsables de lo que creemos de haber convertido a nuestra pareja en un desconocido o en un compañero de piso. Esta situación es, además, una auténtica autotraición que te hace pensar que tu pareja no te puede sorprender.
En el día a día se va descuidando el espacio de sorpresa. Así es como uno se carga el deseo. Es paradójico observar cómo sin darnos cuenta apostamos muchas más veces por la comodidad; o mejor dicho; por la “comodidad incómoda”: “ya lo / la tengo!”, en lugar de la sorpresa, la diversión y el deseo de volver te a ligar a tu pareja.
¿Qué puedes hacer para sumar deseo a la relación? Ser independiente decorando tu espacio personal. Atrévete a romper con lo que tu pareja espera que sea el fin de semana siguiente. Empieza a hacer todo lo que tienes en la lista: yoga, un nuevo deporte, clases de danza, cafés pendientes con las amigas, sal un día de fiesta sin tu pareja, etc. Experimenta, encuentra y cuida tus propios interese. Mira a tu pareja como si fuera aquel amigo que hace 10 años que no ves. ¿Qué tiene de curioso, interesante…? ¿Qué desea? Escúchalo como si la acabases de conocer ¡Sorpréndelo y despístalo! Si los fines de semana siempre terminan con una cena en casa y cine el domingo o mirando el fútbol con los colegas, sorpréndelo invitándole a un concierto (después del partido, si conviene). Si siempre cenan con el pijama, espérale como máximo con ropa interior (quizás da vergüenza, pero puede ser divertido, ¿no?)
¿Sientes que pones en peligro la relación haciendo estos cambios?
Poner espacio e independencia no significa romper la confianza. Este espacio de independencia debe estar equilibrado por la tranquilidad y la seguridad. Así que, pídele que le preocupa de que te dediques un poco más de tiempo personal y tranquiliza a tu pareja. Tener un espacio personal no es incompatible con tener una relación. De hecho, todo el mundo que quiere una relación sana tiene ganas de sentirse libre. ¿Has conseguido más seguridad a base de pedir al otro que renuncie a su libertad? Con ello sólo se consigue asfixia y dependencia. ¡No necesitas a nadie para sentirte segura!
Tener una relación fusionada o dependiente lleva una seguridad falsa. Si desean que la relación funcione, piensa en las oportunidades que el espacio les ofrece a los dos. Sentir que una relación también te permite hacer tus propios planes aporta complicidad y deseo hacia el otro.
¿Existe el peligro de que se abuse de la libertad? ¡Sí! Comportarse de manera demasiado independiente no permite disfrutar de la relación y aporta mucha inseguridad en el vínculo. Que uno se tome más libertad dentro de la relación, provoca que el otro se cargue de más responsabilidades para mantener la conexión. Estos tipos de vínculos asimétricos desgastan. Si das espacio, asegúrate de que tu pareja respeta tus decisiones y tu libertad también. Si coges espacio, asegúrate de que sigues respetando sus decisiones y libertad. El exceso de proximidad puede ser un problema, pero demasiado distancia también. Demasiada distancia puede llevar a la desconexión emocional y a los desacuerdos constantes.
¡Haz que la relación sea algo fresco! ¡Todos necesitamos aire para vivir, el deseo también!
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